
Instituciones Culturales españolas en América
La JAE tuvo a su cargo las relaciones culturales de España con el exterior y en especial con los países latinoamericanos desde 1910, pero apenas envió becarios a América. Las relaciones fueron sobre todo personales y gracias al apoyo de los inmigrantes españoles. Rafael Altamira (1909-1910) y Adolfo González Posada (1910-1911, delegado de la JAE), revitalizaron el americanismo español, gracias a sus viajes.
La ICEBA financió el viaje a Argentina de una veintena de profesores españoles y también la Cátedra Cajal en el Laboratorio de Investigaciones Físicas de la JAE, entre 1928 y 1933. Siguiendo su estela se crearon la Institución Cultural Española del Uruguay (1918), dirigida por Manuel Serra; el Instituto Hispano-Mexicano de Intercambio Universitario (1925), la Institución Hispano-Cubana de Cultura (1926), y la Institución Cultural Española de Puerto Rico, ICEPR (1928). La JAE no creó las Culturales, fue su interlocutora en España quien les prestó apoyo y envió profesores. Igual se puede decir de los departamentos de español fundados en las universidades de Buenos Aires. La iniciativa del rector Thomas E. Brenner y de Federico de Onís, se estableció en 1926 y ayudado por profesores españoles cuya estancia financió la ICEPR, difundió el uso del castellano frente al inglés en misiones culturarles por toda la isla. Los puertorriqueños también auxiliaron económicamente a la Junta mediante una colecta destinada a la construcción de un nuevo Centro de Estudios Históricos (CEH) en Madrid. Onís trabajó en la Columbia University desde 1916, enviado por la JAE para dirigir su departamento de Lenguas Romances. Desde allí impulsó las relaciones con varias instituciones norteamericanas, el intercambio de becas entre España y Estados Unidos iniciado en 1919, las peticiones de ayuda para financiar centros de investigación a la Fundación Rockefeller por la JAE y la Fundación Nacional para Investigaciones Científicas, la creación del Instituto de las Españas en 1920 o de la American Association of Teachers of Spanish, y el envío de lectores de español al país americano y de alumnos de este último a los cursos organizados desde 1914 por la Residencia de Estudiantes y el CEH.
Tras la Guerra Civil muchas de las instituciones mencionadas sirvieron de apoyo a los científicos españoles exiliados en América.