
Fundación Nacional para Investigaciones Científicas y Ensayos de Reformas (FNICER)
La FNICER no fue un centro de la JAE, aunque estuvo muy vinculada con ella. Cuando se creó la Junta en 1907 lo urgente era impulsar la ciencia pura; pero tres décadas después de recibir un impulso mayor que en cualquier época previa en España, se imponía realizar un esfuerzo similar con la tecnología. Además, la República establecida en 1931 tenía como objetivo promocionar su creación y difusión para contribuir al crecimiento económico del país, descentralizar la actividad científica, muy concentrada en Madrid, y lograr un mayor equilibrio en el desarrollo territorial. Con tal fin nacía el 13 de junio de 1931 un ente autónomo que pudiese auspiciar ensayos que, por su riesgo, comenzarían en pequeña escala.
La FNICER debía conectar la investigación con la empresa, los intereses y recursos públicos con los privados, respondiendo a una vieja demanda del empresariado español. Para ello contó con una sencilla y eficaz organización: un consejo administrativo, un director, que fue José Castillejo, secretario de la JAE, y ponencias específicas con expertos para valorar los proyectos que se le presentasen.
Tuvo sólo cuatro años para desarrollar su labor. Aún así creó dos centros: el de Investigaciones Vinícolas, dirigido por Juan Marcilla y destinado a apoyar ese sector clave de la economía española, y con el mismo fin y objetivos más generales, el de Estudios Internacionales y Económicos. Además pasaron a depender de ella otros dos centros de la JAE: el Laboratorio de Mecánica Industrial y Automática Torres Quevedo y el Seminario Matemático de Julio Rey Pastor. El Instituto Cajal siguió dentro de la Junta, pero fue financiado por la FNICER al ser incapaz aquélla de asumir la ampliación que demandaba y requería.
En 1936 se encargó a Carlos Arhiches, un edificio en Serrano, en el campus de la JAE, funcional y rigorista, en ladrillo visto, como el resto de los erigidos en la zona, que debía ser la sede de la FNICER. La Guerra Civil, sin embargo, impidió realizarlo y acabó con la institución. Sus laboratorios desaparecieron y sus centros, como los de la Junta, fueron transferidos al CSIC.